Rafael Nadal se despidió este viernes del Mutua Madrid Open en la ronda de cuartos tras caer con Alexander Zverev por 6-4 y 6-4. Acumula 42 derrotas en la superficie que le ha coronado como el rey con 19 verdugos distintos. Sascha se ha convertido en el último de ellos.

El manacorí, que no pudo igualar las semifinales de 2019, en su última participación en el torneo, verá como Daniil Medvedev recupera el próximo lunes el número dos mundial. Y eso que el ruso odia jugar en arcilla y sólo cuenta con una victoria en toda la gira ante Alejandro Davidovich. Todas las buenas sensaciones con las que salió de Barcelona las ha perdido en Madrid.

El teutón cedió su saque en el sexto juego. Lo hizo en blanco y con una doble falta. Rafa sabía perfectamente la táctica a seguir: cargar el juego sobre la derecha de su rival porque en el lado del revés tiene un guante.

Sascha, con 4-2 abajo, se fabricó la primera pelota de 'break' con un pasante. Otro pasante le dio la rotura. Rafa ha cedido su saque en 13 de sus últimos 14 enfrentamientos en el circuito y ya es oficialmente un problema a resolver. El alemán firmó las tablas en el marcador y silenció la grada de la Caja Mágica. El campeón español, otra vez con problemas al servicio, regaló una doble falta en el noveno asalto que le costó una segunda rotura y la manga inicial.

Zverev tenía uno de esos días buenos que desgraciadamente para él no tienen mucha continuidad. Vencedor de 14 títulos, entre ellos el de Madrid en la edición de 2018, recordó a esa versión. Había encadenado cuatro juegos sin oposición por parte de su adversario. Nadal miraba a su banquillo en busca de respuestas. En el otro lado de la red había alguien que ya le había derrotado en los dos últimos precedentes, aunque ambos habían sido en superficie dura bajo techo.

Rafa tenía que recurrir a la épica para reengancharse al partido. Su grito de "vamos" llegaba al centro de la capital de España. Suyo fue el primer asalto en la continuación. La altura de Madrid le va perfecta a los golpes del alemán y no tan bien al líder de la 'Armada'.

Los saques del número seis mundial se tornan misiles a 657 metros de altura. Nadal vivía en el alambre. Lo demostró una vez más tras levantar un punto de 'break' con 1-1. Lo hizo con una magistral dejada. Sus golpes, sin embargo, hacían cosquillas a su verdugo, que asestó el golpe definitivo en el quinto juego. Una información del diario deportivo MARCA.